evolución

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El día que entendamos realmente lo que somos, que transformemos el conocimiento en consciencia, teniéndolo en la carne y no como simple información archivada por ahí, va a empezar un gran cambio.
Lo que somos es totalmente abstracto y real.
Tenemos que comprender que hay mucho atrás nuestro que nos hace como somos y lo que somos. Sólo así lograremos saciar esa sed, ese vacío que sentimos por no saber a que vinimos a esta tierra.
Atrás nuestro hay generaciones. Las culturas mas milenarias le dan una enorme importancia a sus ancestros y nosotros con suerte los conocemos.
Pero vamos mas lejos, mucho más lejos, vamos 3mil millones de años atrás cuando recién empezaba a evolucionar lo que terminó siendo una célula de nuestro hígado. Si, esa célula evolucionó 3mil millones de años pare ser así.
Sentir que en algún momento, hace miles de millones de años, era todo energía. Energía a una temperatura tan alta que no permitía que las partículas se agruparan. Era el todo y la nada, hasta que la temperatura empezó a descender, y se empezaron a agrupar partículas, y a formar átomos, y moléculas. y todo fue gradualmente, muy despacito, creciendo, evolucionando. Somos fruto de esa evolución tal como una planta o una rana, y la evolución no terminó, seguimos evolucionando para las especies que algún día serán.
Somos todos parte de la misma red. Estamos entretejidos, conectados. Más allá de lo que seamos, somos todos lo mismo.
Hay que asumir la responsabilidad de que todo lo que hacemos afecta a otro, conocido, desconocido. Dejar el individualismo, no vernos más como los protagonistas de nuestra película, de nuestra vida. Vernos en un todo, recuperar el sentido de unidad.
El universo es una sinfonía, todos somos notas. Lo importante es saber escuchar y reconocer en qué momento se debe ser qué nota, cómo ser parte de esa sinfonía con un agudo sentido de armonía.