Llego a entender que es necesario un momento en el cual uno se desordene para luego volver a ordenarse. Sentirse fuera de si mismo para reecontrarse con uno mismo.
Hoy sin predisponerme a ello, me encontré feliz. Mojada, cansada, trasnochada, mentalmente agotada, en un viaje que suele resultarme tedioso, pero a pesar de todo pura e intensamente feliz.
Volví a pararme en mi centro, a alinear mis puntos. A no sentirme invadida por mis pensamientos, (ellos actuando sobre mi de modo independiente y yo padeciéndolos) Volví a disfrutar de mis pensamientos, de mi mente.
Volvió también a mi el equilibrio: interacción interna versus interacción externa, que tanto me descoloca cuando lo pierdo.
También noto que las cosas no estan igual. CRISIS = CAMBIO.
Una vuelta más al espiral. Cambio interno que se refleja en lo externo, en las acciones. En la actitud ante las cosas. En el comportamiento, sorpresivamente opuesto a mi fama, mi fama en todos los aspéctos.
No buscar respuestas desde lo subjetivo, sino cuestionarse a fondo, descubrir la virtud para llegar así a la, valga la redundancia, "verdadera verdad".
La lluvia lava mi alma. Limpia, purifica, renueva.
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